El informe “Clima e incendios forestales en Asturias: tendencias en los últimos 40 años y predicciones futuras” (noviembre de 2025) analiza la influencia del clima sobre el régimen de incendios en el Principado de Asturias para los últimos 40 años, empleando índices meteorológicos y climáticos y estadísticas de incendios.
Los incendios forestales están evolucionando en un contexto de temperaturas crecientes y episodios de calor y sequedad más frecuentes. Este informe analiza cómo se relacionan las condiciones climáticas con el régimen de incendios en el Principado de Asturias durante las últimas cuatro décadas, y qué cambios pueden esperarse en el riesgo meteorológico de incendio en el futuro.
Para ello, se caracteriza el régimen de incendios en Asturias durante el periodo 1980-2023, y se examina la evolución temporal del Índice de Riesgo Meteorológico de Incendio (FWI) en el conjunto de la región y del Índice de Precipitación Estandarizado (SPI) e Índice de Precipitación-Evapotranspiración Estandarizado (SPEI) en el suroccidente asturiano, para el periodo 1984–2023, diferenciando las estaciones del año.
El FWI funciona muy bien como indicador “operativo” de peligro meteorológico, porque captura condiciones inmediatas o de semanas/meses que favorecen ignición y propagación. Por otra parte, el SPI se basa en la variación de la precipitación, mientras que el SPEI incorpora además la demanda atmosférica (evapotranspiración potencial), por lo que suele captar mejor el efecto del calentamiento.
También se analizan las relaciones entre estos índices climáticos y los principales parámetros del régimen de incendios (superficie quemada y número de siniestros), y se evalúa la evolución prevista del FWI bajo distintos escenarios climáticos futuros.
En su realización han participado miembros de la CuCC y del Instituto Mixto de Investigación en Biodiversidad – IMIB (CSIC – Universidad de Oviedo – Principado de Asturias), del Instituto de Recursos Naturales y Ordenación del Territorio de la Universidad de Oviedo y del Grupo de Modelización Atmosférica Regional (MAR) de la Universidad de Murcia.
Puntos clave
La mayor parte de la superficie quemada en Asturias se concentra en el suroccidente de la región, donde más del 30% del territorio se ha quemado al menos una vez desde 1984. La recurrencia es alta: un 23,4% del territorio se ha quemado alguna vez y un 1,2% hasta diez veces.
No se observa una tendencia significativa en la variación del área quemada entre 1980 y 2023. La única estación que muestra una disminución significativa de superficie quemada es el verano, con aproximadamente 400 ha por década. Sin embargo, sí ocurre un aumento del tamaño medio de los incendios, así como un aumento de los grandes incendios (GIF, <500 ha).
En los incendios entre 50 y 500 ha el tipo principal de ocupación del suelo afectado por el fuego son las zonas de matorral, que suponen el 72% del área quemada, frente al 28% de zonas arboladas.
La proporción de superficie arbolada aumenta hasta el 39% en el caso de los GIF.
Entre 2004 y 2023, el 30,5% de la superficie total quemada en Asturias se localizó dentro de áreas protegidas, que ocupan un 28% del territorio. La proporción de superficie quemada en el conjunto de Espacios Naturales Protegidos del Principado fue muy similar a la quemada en zonas no protegidas (14,2% vs. 12,7%).
El análisis de FWI pone de manifiesto el incremento de la señal climática, con un aumento significativo en verano (aprox. +5% por década) y una relación positiva entre FWI y el número de incendios y el área quemada en las distintas estaciones.
Las proyecciones del FWI para los escenarios climáticos futuros estiman que, en todas las estaciones, especialmente en invierno se producirá un aumento del FWI. Aunque los valores absolutos de este índice para Asturias siguen siendo bajos, el aumento generalizado del FWI sugiere un riesgo creciente de incendios en condiciones más cálidas.
En cuanto a los índices de sequía (SPI y SPEI, calculados únicamente para el suroccidente asturiano), el primero mostró una ligera tendencia ascendente (+0,72% anual) en el periodo 1984–2023, lo que indica una leve reducción de la sequía, mientras que el SPEI mostró una tendencia prácticamente estable (+0,03% al año).
Intraanualmente, la mayoría de los meses tienden a valores negativos; SPI muestra meses positivos sobre todo en enero, septiembre, noviembre y diciembre (y en SPEI se añade julio). Las mayores condiciones de sequía se concentraron a finales de invierno y principios primavera, lo que coincide con una disminución de las precipitaciones que ocurre en esta época del año. No obstante, las diferencias estacionales fueron leves y siempre dentro de categorías de sequía o humedad ligera.
En cuanto a la relación de SPI and SPEI con los incendios, se observó una correlación positiva significativa tanto entre la sequía y la superficie quemada, como entre la sequía y el número de incendios, en todas las estaciones, especialmente en verano y otoño. En general, los índices acumulados a corto plazo (3 meses) explicaron mejor la variabilidad de los incendios (excepto en otoño, donde el mejor ajuste tiende a 6 meses)
Referencia del informe:
García Candanedo, L., Santín Nuño, C., Roces Díaz, J. V., Colina Vuelta, A., Suárez Seoane, S. y Turco, M. (2025). Clima e incendios forestales en Asturias: Tendencias en los últimos 40 años y predicciones futuras [Informe]. Universidad de Oviedo; Principado de Asturias.



